viernes, 27 de julio de 2012

Reina de la oscuridad


 
REINA DE LA OSCURIDAD
Basada en el esplendor histórico, social y cultural de la tierra de Andalucía

Longeva doncella, faz desmembrada
Cáliz confuso, hembra sagrada
Perla, desgastada por orden del tiempo
Madre, tantas veces tus hijos te hirieron

Guardo con recelo un tesoro en mi piel
Rasgan mis pesares los amantes del ayer
Antaño princesa, miserable alguna vez
Vi crecer imperios que murieron a mis pies

Corona empedrada, morena de cara, montaña de gemas
Cortejas dos mares, hermanos que por tus encantos pelean
Duelen, cicatrices que cura la historia
Danzan, en tu velo poetas, pintores, guerreros...

La Mezquita añora tu presencia cada abril
En la Alhambra esperas entre llantos a Boabdil.
Bañas tus cabellos níveos a orillas del mar
Mientras te perfumas con esencias de olivar

ESTRIBILLO

Reina, reina del mundo, puedo sentir tu tristeza olor a jazmín
Linda, linda doncella, cuida de mí que yo siempre lo haré de ti

De etnia gitana, hispana, romana o tal vez fenicia
Fiel madre mora, morita de sangre verdosa y mestiza
Tierno, cascabel que hipnotiza a los hombres
Legas, ocho hijas hermosas, pasiones de entonces

Los diversos dioses por ti siempre velarán
Engendras culturas y criaste a muchas más
Bécquer, Lorca, Alberti te recitan con pudor
Versos, desde el cielo que camuflan tu prisión

lunes, 9 de julio de 2012

¿De qué te ríes? Los trágicos comienzos de la comedia


Mucho me temo  que la historia de la comedia va ligada íntimamente a la de la tragedia y la muerte: habitual e involuntariamente a la de los graciosos, que han pagado el pato más veces de las necesarias por defender no ya el humor sino la verdad.
Los comienzos
Hace unos cuatro mil años, en la antigua China, un comediante llamado Yusze, servía en la corte del emperador Qin Shi Huang, que inició la construcción de un muro en la frontera norte de su imperio. A Yusze se le otorga un privilegio que le será reconocido al bufón a lo largo de la historia: poder burlarse del rey, hacerle sugerencias e influir de alguna manera en sus decisiones. Este singular poder no era absoluto y debía ser ejercido con gran tacto y cautela, pues de sobrepasarse o equivocarse, nuestro chistoso personaje podía pagar con su propia existencia. Es sabido que el sacrificio de vidas humanas no importó demasiado en la construcción de la Gran Muralla. El emperador Qin Shi Huang, no contento con esto, tuvo la idea de… ¡pintarla! con lo cual todo el pueblo se estremeció; pero sólo el bufón se atrevió a sugerirle (y convencerle de), medio en broma medio en serio que no lo hiciera. Yusze salvó el gaznate pero otros no corrieron tanta suerte. Sigamos adelante.
Esto se lo pueden saltar
Ya hace cerca de unos 2.000 años, en Grecia, los payasos irrumpen en lo que podría ser denominado el antecedente de las atelanas. Homero nos habla también de Tersites, que divertía a los guerreros griegos en la retaguardia de las áreas de combate y Virgilio relata las fiestas del Ager, en las que personajes enmascarados, o maquillados, improvisaban diálogos humorísticos y representaban costumbres populares; pero como en Grecia no hubo mayor efusión de sangre avancemos mil años y pasemos a Italia.

La farsa atelana, originariamente en idioma osco, se remonta al siglo IV antes de Cristo y se suele atribuir su origen a los habitantes de la antigua ciudad de Atella, en la región de Campania (en el sur de Italia, capital Nápoles) que siguen hablando de manera, ejem,  peculiar. Según el historiador Tito Livio, fue importada a Roma en el 391 a.C. Normalmente se configuraba por medio de improvisaciones satíricas y populares que mezclaban todo tipo de bromas y chascarrillos, tanto en prosa como en verso, según el ingenio y atrevimiento de quien la representara. En su puesta en escena se utilizaban máscaras, que siempre eran las mismas, y que recibían los nombres de Dossennus, Maccus, Bucco, Manducus y Pappus. Ya en el siglo I a. C el algunos autores cultos como Lucio Pomponio le dieron empaque literario. La participación en estas farsas no estaba exenta de riesgos, pues al constituir su tema principal la sátira, a veces se atacaba o se ridiculizaba a los poderosos, lo que podía acarrear muy serias consecuencias.
A lo que íbamos
Según cuenta Suetonio en sus crónicas, Calígula (no hace falta presentación)  hizo quemar vivo a un actor, cuyo nombre no ha llegado hasta nosotros, por ridiculizarlo en una farsa atelana. El género alcanzó su máxima popularidad en tiempo del castizo Trajano (que muere en el año 117) y se mantuvo durante toda la época imperial, como lo demuestran las numerosas máscaras y estatuillas encontradas en yacimientos arqueológicos a lo largo de todas las zonas de dominación romana.
Los romanos siguieron la tradición en la que se presentaba una obra teatral (seria) y los payasos aparecían en los intermedios, o al final, interpretando su propia versión cómica de la obra.
Dentro de los payasos romanos se hicieron famosos Cicirro, que usaba una máscara con cresta de gallo y actuaba como tal, cacareando y batiendo brazos a guisa de alas (más ilustres ejemplos de actores vestidos de pájaro: Papagena de la flauta mágica o la gallina Caponata), y Estúpido, que llevaba un traje de parches y un gorro puntiagudo.

Pero sobre todo fue famoso Filemón (nombre falso y tan corriente en la época como ahora lo sería Manolo), querido por todo el pueblo. Es famosa su anécdota: el emperador obligaba a los cristianos a hacer sacrificios a los dioses y, si el cristiano se negaba, era sentenciado a muerte. Un cristiano le pagó a Filemón para que fuera al templo y ofreciera por él sacrificio y, estando a punto de hacerlo, el payaso, que también era cristiano, se negó a realizarlo. Con pesar de todo el pueblo Filemón fue ejecutado y hoy, por su inquebrantable fe y valentía, es reconocido como santo: San Filemón (no, no es el mismo de las epístolas de San Pablo). También ejecutaron a Cicirro. Los primeros (y algunos dicen últimos) cómicos cristianos. Estúpido, paradójicamente, parece que libró.
Desde un comienzo estos payasos fueron patrocinados por los patricios, gentes adineradas que disfrutaban de los espectáculos ambulantes de cómicos, entre los que se contaban algunas mujeres.
El 27 de febrero del año 380 de nuestra era el emperador romano Teodosio se convierte al cristianismo, desde entonces religión exclusiva (y obligatoria) del Imperio. Desaparecen los teatros y las atelanas que se interpretaban en calles y plazas. Los payasos se convierten en seres nómadas. El año 476, fecha que se utiliza por convención para datar la caída del Imperio Romano empieza la Alta Edad Media y aparecen los bufones de las cortes europeas. Pero esto ya es historia conocida y, sobre todo, distinta. Si quieren, otro día se la cuento.

jueves, 5 de julio de 2012

El bosón de Higgs: una casi nada que lo explica casi todo


El bosón de Higgs no solo era la pieza final que faltaba para rematar el Modelo Estándar de la física de partículas —la tabla periódica del mundo subatómico—, sino que también ha sido el centro neurálgico de casi todas las especulaciones sobre el Big Bang desarrolladas en las últimas décadas. El mote de “partícula de Dios” que le endosó el premio Nobel Leon Lederman se debe a este papel central en el origen de todas las cosas, o en el bang del Big Bang, en palabras del físico teórico Brian Greene. Como cualquier otra cosa en la mecánica cuántica —la física de lo muy pequeño—, el bosón de Higgs tiene una naturaleza dual: es a la vez una partícula y un campo ondulatorio que permea todo el espacio. El lector no debe preocuparse si esto le resulta difícil de entender: también le pasó a Einstein en 1905, cuando propuso que la luz —hasta entonces un campo por el que se propagaban las ondas electromagnéticas— debía consistir también, de algún modo, en un chorro de partículas, los ahora familiares fotones. El bosón de Higgs es también un  campo de Higgs que permea todo el espacio

Y la generalización de esta esquizofrenia cuántica a todas las partículas elementales, la teoría de la dualidad onda-corpúsculo, estuvo a punto de arruinar la tesis doctoral y hasta la carrera entera de su formulador, el príncipe Louis-Victor Pierre Raymond de Broglie, séptimo duque de Broglie y par de Francia, que pese a ello, y al igual que Einstein, acabó recibiendo el premio Nobel por su idea descabellada. Cuando una teoría contraria a la intuición humana explica todos los datos conocidos y predice los que aún no se conocen, la equivocada no suele ser la teoría, sino la intuición humana.

Así que el bosón de Higgs, la partícula que acaban de detectar en el CERN, es también un campo de Higgs que permea todo el espacio. Según la cosmología moderna, ese campo es un residuo directo del Big Bang. El campo de Higgs fue la primera cosa que existió una fracción de segundo después del origen de nuestro universo, y la que explica no solo las propiedades de este mundo —como la masa exacta de todas las demás partículas elementales—, sino también su mera existencia.

El campo de Higgs fue el hacedor del bang, o de la inflación formidable que convirtió un microcosmos primigenio de fluctuaciones cuánticas en el majestuoso cielo nocturno que vemos hoy. Cada galaxia, y cada supercúmulo de galaxias, nació como un grumo microscópico en la jungla cuántica que ocupó el lugar de la nada en el primer instante de la existencia, como una ínfima fluctuación en la Bolsa de valores del vacío, amplificada hasta el tamaño de Andrómeda o de la Vía Láctea por la vertiginosa expansión —o inflación— del universo impulsada por el campo de Higgs.
El acelerador del CERN es el último paso de un viaje hacia atrás en el tiempo que emprendieron los físicos en la primera mitad del siglo XX

El superacelerador del CERN en Ginebra, la verdadera catedral de la ingeniería y el conocimiento de nuestro tiempo, es el último paso de un viaje hacia atrás en el tiempo que emprendieron los físicos en la primera mitad del siglo XX. El universo era en su origen muy pequeño y denso en energía, y luego empezó a expandirse, y por lo tanto a enfriarse, en un proceso que sigue en marcha hoy mismo, y que además está acelerando. Cada nuevo acelerador, con sus colisiones cada vez más energéticas —más calientes— emula al universo primigenio en una fase cada vez más primitiva en su evolución inicial. El principal objetivo de la física teórica contemporánea es unificar las cuatro fuerzas fundamentales (nuclear fuerte, nuclear débil, electromagnética y gravitatoria) bajo un único y profundo marco teórico, la “teoría del todo” que Einstein persiguió sin éxito durante los últimos 30 años de su vida. El acelerador de Ginebra nos acerca más que nunca a la época remota en que todas las partículas y todas las fuerzas eran iguales, en que los campos de fuerza estaban evaporados. El campo de Higgs fue el primero en condensarse, y ello eliminó en cascada la simplicidad del universo primitivo: las partículas elementales adquirieron distintas masas, y también los bosones (como el fotón) que transmiten las fuerzas elementales, con lo que la única fuerza primordial se separó como las lenguas en la Torre de Babel.

El bosón de Higgs: una casi nada que lo explica casi todo.

Artículo original aquí

miércoles, 4 de julio de 2012

¿Cuántos bloques de Lego hacen falta para construir tu casa a tamaño real?


Los bloques de Lego valen para todo. Para todo: lo mismo entretenienen al crío que dan forma a un videojuego de éxito, o se usan para construir réplicas de los monumentos más famosos. Algunos hasta han construido casas enteras con ellos, un verdadero trabajo de chinos. Y por lo que vemos, muchos se preguntaron cuantas piezas harían falta para construir su casa.
Y decimos que son muchos porque un grupo de geeks ha decidido divertirse y divertirnos programando una calculadora que nos puede indicar cuantos bloques de Lego necesitaríamos para construir nuestra casa. Lo cierto es que ya se han construido algunas y los resultados son tremebundos. Digamos que no salen precisamente económicas, no.


El número aproximado de piezas por ladrillo viene a ser de unas 359, lo que tampoco nos dice demasiado, pero nos hace una idea de las cantidades que harían falta. Usando la pequeña aplicación online, desarrollada por la página dedicada a las propiedades inmobiliarias Movoto, podemos obtener la respuesta.
Un piso normal para una pareja, de unos 70 metros cuadrados, una medida habitual, vendría a necesitar unos 5.245.216 bloques de Lego. Efecticamente: más de 5 millones de piececitas para construirte la morada. Eso sí: solo los muros exteriores, que es lo que calcula la aplicación. Si además quisiéramos añadir las paredes de las habitaciones, tendríamos que sumar algo más de otro millón de ladrillos adicionales.
Un buen piso de 120 metros, con sus habitaciones para los críos se nos iría a los 7.982.883 bloques. ¿Y el precio? Pues algo prohibitivo: 798.288 dólares, más de 632.000 euros. Y es que aunque los pisos estén caros, sigue siendo más barato el ladrillo que una mega caja de Lego, que es lo que nos haría falta.


Si nos vamos a otras superficies más amplias, un chalet pareado de dos pisos y unos 300 metros se nos iría a 14.693.898 piezas, con un coste de casi 1.200.000 euros. No es buen negocio, pero desde luego llamaría la atención.
Un micro-piso de esos que en plena burbuja se pagaban a precio de oro, o un pequeño estudio, de unos 40 metros, se nos iría a algo más de 3 millones de piezas. Ideal para una pequeña firma de diseño o alguien dedicado a la vida bohemia.
Como decíamos, ya se ha puesto en funcionamiento algún proyecto similar. En 2009, unos 1.000 voluntarios construyeron una casa de dos pisos para un programa de TV de la BBC. La vivienda contaba con unos cimientos y todo, para que la estructura se sostuviese y pudiera ser visitada por los curiosos.
Aquella construcción tenía dos pisos, medía unos 6 metros y fue realizada con 3,3 millones de ladrillitos. Un pelín estrecha, pero tenía un retrete que funcionaba y todo. Eso sí: las estructuras hechas con Lego no son aprueba de agua y es fácil que la lluvia se filtre al interior de las habitaciones. Habrá que rematarlo con una tejas… Al final, claro tuvo que ser demolida.
Visto lo visto, lo máximo que nos atrevemos a planear es una casita para el gato.


Más información en Motovo, Daily Mail y Design Boom.

lunes, 2 de julio de 2012

Dean Peterson – Una escalera en el metro de Nueva York

La estación de metro que cada día utiliza Dean Peterson en Nueva York y concretamente en una de las escaleras de la estación de la calle 36 tiene una peculiaridad: uno de sus escalones tiene unos pocos centímetros más de altura. La consecuencia es que inevitablemente la gente tropieza y trastabilla sin parar. Curioso vídeo.