domingo, 22 de abril de 2012

Nueva York en la década de 1930

Interesantes fotografías realizadas por Samuel H. Gottscho en la década de 1930 de la ciudad de Nueva York. Bellas estampas de esta ciudad fascinante que hace nada menos que ochenta años era simplemente espectacular. Las he encontrado en Shorpy. Clic para ampliar.








sábado, 21 de abril de 2012

Poema Alegría

Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era la alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía.)

Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.

José Hierro (1922-2002)

viernes, 20 de abril de 2012

Conceptos filosóficos y con estilo

Minimalism1
Un precioso trabajo de Genís Carreras donde un montón de conceptos filosóficos han sido pasados por el tapiz del… minimalismo.
¡Dan para camisetas! Aparte del de arriba sobre el Libre albedrío mi favorito, en ambos sentidos, ha de ser:
Determinismo-Poster

(Vía Update or Die.)

sábado, 14 de abril de 2012

El músico y su misteriosa dama (Parte II)

Torrecilla en Cameros, abril de 2012

Suena la voz de Enrico Caruso en el iPhone, Una furtiva lagrima... Acompañándolo, los azarosos chasquidos que brotan desafiantes de la chimenea de la estancia. Alrededor, nada más que silencio. Entonces acuden a mí pensamientos atropellados; de nuevo me enfrento a vida o muerte con el abismo del desengaño. ¿Merecedor soy de batirme contigo sin armas, sin consuelo? Confiaba en hallar una luz que me alejara de tus dolorosas sombras, de tus fantasmas repletos de aguardos difícilmente alcanzables.

Contemplé por un instante un rayo de luz. Pero ahora regresa esta oscuridad aún más intensa. Una breve ilusión, fue solo eso. Y su corto espejismo ya se desvanece en el horizonte. ¡Salvajes cumbres, manad sobre mí puras aguas de hidromiel! Invectivas, permitidme una tregua feérica, pues anhelo sus caricias... No obtengo respuesta... Silueta desgarbada que juegas a despojarme caprichosamente de mis fuerzas. Y si ahora caigo, ¿qué me quedará después?

Suena My love is gone. Aquel lugar fue mi Horizonte; tú fuiste mi Luz; tus besos, un manantial de hidromiel. La noche, un refugio de esperanza. ¿Y luego qué? Un nunca más, porque no se repetirá ¿Meras fantasías? Una figura melusina que se adueñó de algo más que mi corazón. Adiós. Coche de regreso. Soledad. Primeras y últimas palabras. De nuevo, silencio.

Me levanto desasosegado y miro por la ventana. Me topo con las iluminadas ruinas de la iglesia de Las Vegas. Fijo en ellas mis ojos. Me recuerdan que formo parte del universo, un universo que se escribe y que se escribirá sobre los pasados gloriosos y contritos de seres que no somos más que polvo de estrellas que también nacieron y murieron. Súbitamente, doce campanadas rompen mis pensamientos. Es medianoche. Se oye a unos niños cruzar el puente para resguardarse de las brujas. Me pregunto si podré hacerlo yo de las mías. Apago la chimenea siguiendo concienzudamente el monótono ritual y me recuerdo abrir el tiro para evitar que el humo me asfixie en el interior.

Es momento de dormir. Me repito una frase como un mantra: "no me jodas, rubia, no me jodas...".

miércoles, 11 de abril de 2012

Irlanda: la tierra con mejores escritores por metro cuadrado


¿Qué misterio hace que una isla medio despoblada en el confín de Europa posea la más alta concentración de escritores de talento del mundo? Quizás parte de la respuesta resida en su carácter insular: esto sería comprobable también en Islandia (en la que, por cierto, se asentaron monjes irlandeses antes de la llegada de los escandinavos) o en Cuba. Pero hay otros ingredientes que intervienen en la fórmula magistral de su literatura única.

Para empezar, Irlanda merecería respeto aunque solo fuera por haber tenido un alfabeto propio (el ogham, usado en inscripciones) y por sus canas, más venerables que Beda: la tradición abarca de manera ininterrumpida ya dieciséis siglos. Luis Cernuda, que llegó a conocer bien la obra de Yeats pero lo ignoraba casi todo de los compatriotas de este, llegó a escribir que le parecía exagerado un libro que hablaba de “mil años de literatura irlandesa”. Ciertamente, el título era inexacto, pero no por exceso sino por defecto: porque a su arco temporal hay que añadir varias centurias de la rica literatura vernácula de los ciclos del Ulster y de Finn (que abordan temas y personajes de cuando alborea la era cristiana). Los relatos paganos adquirieron luego en los monjes, a partir del siglo V, una continuidad que llega a nuestros días. En los lejanos medievales, tiñeron los grandes temas amorosos e influyeron en el romance artúrico.

James Joyce fotografiado por Gisèle Freund en 1939.

Joyce no fue muy novedoso al recrear La Odisea. La primera adaptación (como la de 1922, muy libre) de Homero a cualquier lengua vernácula se hizo al irlandés medio (hacia 1200): en ella, Ulises hijo de Laertes muda en Uilix mac Leirtis. Y hubo también injertos de la materia troyana en la literatura irlandesa antes que en ninguna otra.

Existe una interesante literatura latina irlandesa (de raíz religiosa, ya que la isla nunca fue parte del Imperio romano), pero sobre todo es de destacar la convivencia, a menudo violenta, entre la lengua gaélica y el inglés. En la interacción de ambos idiomas habrá que ver la fertilidad del país.

En El Libro de las Conquistas (Akal) tenemos la prehistoria mítica de esta ínsula extraña. Luego, el héroe Cú Chulainn ha inspirado gestas como las recogidas en La embriaguez de los ulates (Torre Manrique) o las ensambladas por Lady Gregory en Cuchulain de Muirthemne (Paréntesis). Pocos saben que, según la tradición, un manuscrito con esta epopeya se perdió por haberse canjeado por otro de las Etimologías del hispalense san Isidoro, muy popular en los scriptoria hibérnicos.

En el siglo XVIII descuella la sátira del deán de la catedral de San Patricio, Jonathan Swift, con Viajes de Gulliver (Pre-Textos) o Una humilde propuesta (Nórdica). Con confusión daltónica, el rojo de la sangre empezó a manar en la Isla Esmeralda con Sheridan Le Fanu, autor de Carmilla (Alianza), y Bram Stoker , de Drácula (Mondadori). Lord Dunsany es maestro de lo fantástico, como en Cuentos de los tres hemisferios (Espuela de Plata).

El siglo XIX, el de la Hambruna, es el de la emigración (como las abejas de algunos tratados medievales de apicultura en gaélico, muchos irlandeses marcharon a polinizar otras flores, otros países). Y prepara el XX, el de la gran eclosión: James Joyce escribe Ulises o Dublineses (los dos en Cátedra) y Liam O’Flaherty novela el bandidaje político en El delator (Asteroide). Por su parte, Oscar Wilde, infinitamente traducido, ha llegado a simbolizar el ingenio y la chispa irlandeses. De Beckett, se ha publicado recientemente su primera novela, Sueño con mujeres que ni fu ni fa (Tusquets).

Durante poco más de 25 años Flann O’Brien derramó su ingenio en columnas periodísticas recogidas en La gente de corriente de Irlanda y en novelas-festines como En nadar dos pájaros, La boca pobre o El tercer policía (todas en Nórdica).

El escritor John Banville, en Dublin. / BERNARDO PÉREZ

Francis McCourt radiografía la miseria y el alcohol en Las cenizas de Ángela (Maeva). Jamie O’Neill retrató el despertar doblemente liberador (en lo sexual y en lo político) en una novela extraordinaria, Nadan dos chicos (Pre-Textos). Colm Tóibín es autor de recientes novelas estupendas, pero me gustaría destacar El sur (Emecé), que se desarrolla en Barcelona. Seamus Deane indaga en el remordimiento (esa veta tan honda en un país católico) en su hermosa Leer a oscuras (Mondadori). Elizabeth Bowen brilla en la memoria de una infancia dublinesa en Siete inviernos (Pre-Textos). Y John Banville pasa por ser hoy el mejor estilista de la prosa en inglés.

En cuanto al género dramático, el renacimiento literario irlandés es inseparable del Abbey Theatre o del Gate, cuyos escenarios han visto estrenos memorables.

Veo que me he dejado llevar por el gusto irlandés de contar una buena historia. Me podía haber ahorrado los párrafos anteriores si hubiera ido directamente al grano: para saber y saborear lo que de peculiar tiene la literatura de Irlanda, nada como leer Deseo, el volumen de cuentos que Liam O’Flaherty escribió en gaélico: ahí se halla el paisaje, la naturaleza, el desamparo del ser humano ante fuerzas que lo sobrepasan (las telúricas y las de un firmamento hostil), más el humor, la delicadeza, la animosa melancolía; en realidad, todo el espectro de las músicas de la isla, que oscilan del aire lento más desolador a la melodía de baile, jovial, deliciosa. Uno de los cuentos de ese volumen se titula “La Laguna Encantada” (“Uisce faoi dhraíocht”, que también significa “agua hechizada”, que es la que mana de la literatura irlandesa). En esta circunnavegación por la isla hemos vuelto al lugar de donde partimos: la magia.

Tierra de santos y poetas

Por ese apodo se conoce secularmente a Irlanda, y Joyce tituló así un ensayo sobre su país. Desde los fili y los bardos de antaño, los poetas ocupan un lugar prominente en la isla, hasta el punto de que el actual presidente, Michael D. Higgins, es también autor de algunos poemarios. Otrora, podían matar con sus sátiras, y alababan a sus señores, además de embellecer con el verso la épica (transmitida oralmente en prosa y luego consignada en códices).

La poesía más antigua en gaélico está recogida en Antiguos poemas irlandeses (Gredos). La escrita en inglés es numerosa y de gran calidad, y no está mal representada entre nosotros. Dos de los cuatro premios Nobel irlandeses son poetas: W. B. Yeats, cuya Poesía reunida (Pre-Textos), maravillosa, atrajo a J.R.J., y Seamus Heaney (con varias obras publicadas en Visor).

Otros grandes nombres son Patrick Kavanagh, con La hambruna y otros poemas (Pre-Textos), y Paul Muldoon, con Indecisiones (Visor). La poesía femenina (que pasa por un excelente momento) ha sido antologada en Irlandesas. 14 poetas contemporáneas.

Recordando su pasado, Irlanda instituyó en 1981 la Aosdána, una suerte de academia de creadores, que integra a literatos y también a otros artistas.

* Antonio Rivero Taravillo es traductor del libro de cuentos Deseo (Nórdica Libros), de Liam O'Flaherty.

viernes, 6 de abril de 2012

Diez restos de personajes históricos que aún se conservan

Nuestro país es rico en reliquias de santos y personajes religiosos. En muchas ocasiones se les atribuye propiedades milagrosas. Nos cabe preguntarnos… ¿tendrá la verruga de Elvis Presley algún tipo de poder? ¿Y el pelo del Ché Guevara? Porque de eso es de lo que vamos a hablar hoy.

Y es que en muchos lugares del mundo se conservan partes del cuerpo de personajes históricos, pero sin esa aureola divina. Hablamos de gente como Einstein, Beethoven o Galileo, cuyos dedos, ojos o corazón se exhiben en diferentes partes del globo. ¿Os imagináis si juntáramos todas para hacer un Frankenstein compuesto por estos órganos? He aquí una idea para algún científico loco, y he aquí nuestra lista de “reliquias”.

Los ojos de Einstein

Se conservan en… formol, en una caja fuerte en Nueva York.

Einstein donó su cerebro a la ciencia. Pero en el proceso de extracción, Thomas Stoltz Harvey, el cirujano encargado de la operación, aprovechó para extraer sus ojos y dárselo al oculista del científico, Henry Abrams, que aún los conserva, puesto que decía que “eran angelicales”. En 1994 se pusieron a subasta por unos 5 millones de dólares. No hubo comprador, aunque Michael Jackson se interesó.

Los dientes de Hitler

Se conserva en… algún lugar de Moscú.

La dentadura del director fue utilizada para identificar sus restos. Una vez confirmada la identidad del cadáver fue enterrado… aunque extrajeron sus dientes, cráneo y Unos soldados soviéticos la llevaron a Moscú, donde permanece archivada desde entonces. El Archivo del FSB se guarda una parte de la mandíbula de Hitler, mientras que en el Archivo estatal de Rusia permanecen algunos fragmentos del cráneo del “führer”

Los huesos de los oídos de Beethoven

Se conservan en… el Beethoven Center de San José, California.

Cuando el famoso compositor falleció, el Dr Johan Wagner retiró los dos huesos temporales, situados a ambos lados del cráneo. Se buscaba estudiar la causa de la sordera del compositor, puesto que esta fue provocada por un crecimiento anormal del hueso de esta zona. Estos cambiaron de mano durante generaciones, hasta que terminaron en Danville, California 170 años después. Fueron cedidos a la Sociedad Americana de Beethoven por su actual dueño, Paul Kaufmann.

El dedo de Galileo

Se conserva en… Museo de la Historia de la Ciencia, Venecia.

Galileo señaló al cielo, indicando que era La Tierra la que giraba alrededor del sol. Quizá sea ese el dedo que se conserva en el museo. Más de 100 años después de su muerte, se robaron tres dedos de su cadáver. Entre 1905 y 2009 se perdió el rastro de ese tercer dedo… pero apareció en una subasta y un benefactor anónimo lo adquirió y donó al museo. Por fin, tenemos los tres dedos reunidos para regocijo (es un decir) de los visitantes.

El pelo del Che Quevara

Se conserva en… el escaparate de la librería Butler e Hijos en Rosemberg, Houston.

Cuando asesinaron al famoso Che en Bolivia, en 1967, un operativo de la CIA cortó un mechón de su pelo. Años después, se puso en subasta y se vendió por 100.000 dólares. Lo compró un tal Bill Butler, un librero coleccionistas de objetos de los 60, que lo expone en su librería de Houston.

La vejiga de Lazzaro Spallanzani

Se conserva en… Museo de Historia Natural de Pavia, Italia.

Puede que el nombre no sea muy popular entre el ciudadano común, pero no se ignorar su gran aportación a la ciencia. Spallanzani fue un biólogo que demostró la inexistencia de la generación espontánea de la vida, que la digestión es un proceso químico, que es necesario esperma y óvulos para la fecundación y realizó la primera inseminación artifical. Al morir, y dado que murió de cáncer de vejiga, se decidió conservar la suya para su estudio y posterior homenaje

La verruga de Elvis Presley

Se conserva en… La Enciclopedia Panorámica de Elvis de Joni Mabe, Cornelia, Giorgia.

Elvis se quitó una verruga de una mano en 1957, y su astuto manager la conservó para poder sacar algún tipo de partido posteriormente. Y así fue: la verruga fue comprada por Joni Mabe en 1993, una fanática de Elvis que ha creado un pequeño museo en su casa con cerca de 30.000 objetos del rey. La “Sociedad americana para la clonación de Elvis” se ha interesado en esta reliquia para intentar que su plan para clonar al rey progrese. No: no nos lo inventamos.

El cerebro de Lenin

Se conserva en… Instituto Cerebral de Moscú.

La momia de Lenin sigue exhibiéndose en la Plaza Roja, y recibiendo una gran cantidad de visitas. Pero su cerebro se encuentra en el Instituto Cerebral de Moscú. Oskar Vogt, neurólogo reputado y uno de los fundadores del instituto, lo extrajo cuando asisitió a su autopsia para descubrirlo. Aseguró encontrar células cerebrales gigantes, las cuales explicaban, según él, el genio del dictador.

El corazón de Chopin

Se conserva en… la iglesia de la Santa Cruz de Krakowskie Przedmiecie.

Chopin, como tantos genios, tenía sus excentricidades. En su caso, un pánico atroz a ser enterrado vivo. Así que le pidió a su familia que, tras asegurarse de su muerte, le arrancaran el corazón. Y así lo hicieron. Su destino final, en este caso, no ha variado tanto, y está en esa iglesia de Varsovia desde entonces, en el interior de uno de sus pilares.

El pene de Rasputín

Se conserva en… el Museo Ruso del Erotismo.

El llamado “monje loco”, castigador de cada mujer que se encontraba, sufrió un cruel destino a manos de sus muchos enemigos. Por suerte, una de las doncellas puso el apéndice a salvo, y fue conservado en un bote durante años en el ático hasta que se subastó. Lo adquirió este museo, situado en San Petersburgo, y ahí lo pueden encontrar. Claro que hay quien dice que no es sino un percebe sobredimensionado…

Vía ThumbPress, Foxnews y Forbes.